Tuesday, August 30, 2011

LIUBLIANA, EL FIN DEL EXILIO

Esta reseñita de la más reciente novela de Eduardo fue publicada en PRODAVINCI a finales de julio. Aquí se las copio:

[Foto tomada por Gloria E. Cedeño]

Caracas se ama y se odia. Se desprecia y se necesita. Para todos los que hemos acariciado la idea de largarnos, de buscar un espacio, de huirle a la agobiante memoria de tiempos mejores; para todos los que hemos crecido con una dependencia casi patológica por ese lugar de caos que nos malcrió, por la montaña, por las calles de una ciudad sin sintaxis; para todos aquellos que nacimos en los 70, la última novela de Eduardo Sánchez Rugeles, Liubliana, es lectura obligada.

Gabriel Guerrero, el protagonista, encierra los complejos y virtudes del treintón caraqueño. Sus dudas, su desarraigo, su sentido del amor y de la amistad, sus añoranzas no son más que la historia de cualquiera de nosotros. La voz de Guerrero se escinde en tres lugares y tres tiempos. Madrid sólo empeora su condición de hombre sin rumbo, pero el exilio no sólo se limita a huirle a Caracas. El presente también se exilia en la memoria, que refresca y entumece a la vez. Y cuando el pasado no es suficiente, cuando la imagen de una Caracas cándida se desvanece a medida que el niño se vuelve adulto, Liubliana se convierte en el lugar donde confluyen las esperanzas de un futuro que parece no llegar jamás.

Santa Mónica, el epicentro de la novela, se revela como un ente vivo que plasma el paso del tiempo. La ciudad cobra vida (y también cobra muerte). Es casa, luego cárcel. Santa Mónica se construye y deconstruye a la par de los personajes que están inexorablemente ligados a sus calles y edificios.

Con esta novela, Sánchez dice cerrar su “tríptico del exilio”. Liubliana tiene, sin duda, rasgos que ya hemos visto en sus previas novelas. Como en Blue Label / Etiqueta Azul, la música está presente en cada página. No sólo es soundtrack sino también ritmo narrativo y personaje. Así como Bob Dylan acompaña a Eugenia Blanc y Luis Tévez en su viaje por Venezuela, en este caso es Joaquín Sabina el que mezcla su voz con la de Gabriel Guerrero y Carla Ramírez. Por otra parte, en Liubliana Sánchez continúa jugando con la tensión narrativa de la novela negra, tal como lo hace en Transilvania Unplugged. Las intrigas de las ONG se entretejen con la historia de (des)amor de los personajes en España, Venezuela y Eslovenia. Pero hay mucho más: matices de novela decimonónica, crónica de ciudad, erotismo y crítica sociológica descarnada.

Liubliana es una de esas lecturas que deja el cuerpo maltrecho, que golpea el ego y queda haciendo eco en la cabeza tiempo después de haber pasado la última página. El tema es local, íntimo, pero hay algo en la escritura de Sánchez Rugeles que repercute en todos los ámbitos. No es casualidad que, a pesar de estar escrita en venezolano, esta novela haya ganado el Premio Letras del Bicentenario Sor Juana Inés de la Cruz 2011, en México. El desarraigo parece ser un mal global, así como también lo es el desfase generacional, los sueños truncados por una sociedad que exige y al mismo tiempo abandona. Liubliana es una crónica del desencanto, pero no deja de tener un atisbo esperanzador: la amistad humaniza y prevalece. En ese sentido, la universalidad del tema se impone y nos da a todos en el hígado, caraqueños o mexicanos, treintotes o cincuentones por igual.

[Foto robada de esta página]